martes, 7 de octubre de 2014

La Foz del Porriñal

¡Ah.ayádevos, cueveros!

El lunes de la semana pasada cuatro escariegos -Zaida, Victoria, Julio y el menda- acometimos el descenso de la Foz del Porriñal, un barranco inédito del valle de Espinaréu, en el concejo de Piloña.
A decir verdad, hace ya un montón de años que quien suscribe tenía agüeyada esta foz, pero por una u otra circunstancia nunca le habíamos hincado el diente; ni siquiera durante el más de medio año que residí en Ferrán, a tan sólo un par de kilómetros de distancia...

Abordamos la aventurilla con dos coches. El de salida lo dejamos junto al barrio de Riquemáu, en Rifabar, justo donde se toma el desvío para Lligüeria. El coche de arriba quedó 200 m. antes de L'Omedal, en el cruce con la pista que se encamina a la capilla de Sta. Ana.
Una vez pertrechados el acceso fue corto y sencillo, todo para abajo hacia la entalladura evidente de la foz. En diez minutos estábamos a la entrada del cañón.

El barranco en sí consta de dos partes muy diferentes.
La primera se excava en calcáreo. Y bien excavada: un pasillo oscuro y estrecho en el que las coladas de toba que penden de ambas paredes llegan a tocarse. Sin embargo se trata de un tramo corto que sólo tiene un obstáculo relevante, un tobogán que nos lanza a una marmita en una salita umbría.

Pulidos y pequeños toboganes en el inicio de la foz.
Estrecho tobogán-lanzadera, principal dificultad del tramo calcáreo.
Puente formado por coladas de toba en la zona más umbría.

Tras 200 m. de recorrido la foz se abre tan bruscamente como se cerró, y pasamos a discurrir por cuarcitas en un valle encajado y pendiente, tónica de toda la segunda parte. Al poco de dejar la caliza topamos una zona más vertical que encadena dos rápeles (28 m. el mayor de ellos), y tras un par de resaltes, otro tercer rápel más pequeño que nos deposita en un pasillo relativamente encajado (para ser cuarcitas) que prosigue un centenar de metros. Tras este pasillo el barranco ofrece aún varios toboganes y numerosos resaltes (alguno de los cuales esquivamos por fuera del cauce), pero va perdiendo carácter e interés hasta que encontramos el camino de salida por la derecha, un sendero que en menos de diez minutos nos condujo a la carretera de Lligüeria, poco más arriba de donde nos esperaba el coche.

Uno de tantos pequeños toboganes del tramo en cuarcitas.
Cabecera del primer rápel, el mayor del descenso.
El segundo rápel.
R1+R2 (28+26 m.), la parte más vertical del descenso.
Tercer rápel y pasillo en las cuarcitas.

Todo parece indicar que es el primer descenso del barranco, pero es difícil afirmarlo dadas las características -y lo evidente- del mismo. Nosotros sólo metimos un pitón en el tercer rápel, los otros dos a árboles (dejamos cordino y maillón). Para quien quiera repetirlo comentar que lleva agua todo el año y que el descenso se hace en algo menos de dos horas, siendo tanto aproximación como regreso muy cómodos con dos coches. Y que aunque se trata de un barranco modesto en cuanto a interés deportivo, lo cierto es que puede servir para echar una media jornada entretenida, como fue nuestro caso.

Las fotos que ilustran el post son de Julio Montes.

¡Saludos soterraños!




1 comentario:

niblap dijo...

Pues muchas gracias por la información. Este pasado domingo nos fuimos a probarlo y nos gustó un montón. Solamente por esa primera cascada que se baja en 2 rápeles ya merece la pena. Saludos