viernes, 2 de noviembre de 2007

¡Salud, cueveros! Ya teníamos ganas de meterle mano a la zona de trabajo hace tiempo, así que el día de Tolos Santos nos fuimos a la Cueva Juamieva, en Villa, Saúl, Ignacio y un servidor (perdón Javi por no avisarte, fue un poco sobre la marcha, la próxima no se nos olvida). La cueva tenía buena pinta y la verdad que no, no nos defraudó; de hecho ya tenemos ganas de volver. Así que os cuento un poco qué nos topamos: la cueva tiene dos bocas de buenas dimensiones, la inferior de las cuales actúa como sumidero de una riega. Después de la sala de entrada y de una rampa con bloques la cueva coge forma de meandro, con tres pozos sucesivos de 6, 10 y 10 m, que nos obligaron a meter más de un spit; el riachuelo a ratos discurre por la galería y a ratos se sume. Tras los pozos llegamos a una galería inferior, que cada vez se hizo más pequeña hasta obligarnos a arrastrarnos por el lecho del río. Tras la gatera la galería ensanchó un poco, pero no mucho más allá nos topamos una segunda gatera que finalizó en un mínimo sifón; toda esta galería inferior tiene pinta de sifonarse por completo. En principio parece que hemos explorado ya lo más interesante de la cueva, pero hay varias galerías en la base del primer pozo que no hemos mirado con detenimiento. Además la cueva presenta varias chimeneas importantes que pudieran estar relacionadas con los covachos que se ven en la dolina por encima de la Cueva Juamieva. Aproximadamente exploraríamos unos 300-400 m. (aunque echamos unas cuantas horas), estimando que el sifón se encuentra a -50 m. respecto a la entrada. ¿A que suena bien? Pues nada, ¿pa cuándo la próxima?

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